sábado, 20 de julio de 2013

Introducción



La lengua inglesa distingue el desnudo corporal (the naked) del desnudo artístico (the nude). La desnudez corporal es aquella en la que nos encontramos desvestidos, despojados de nuestras ropas; por lo que dicha expresión conlleva asociada en cierta medida la incomodidad que en muchas culturas experimentan la mayoría de seres humanos en dicha situación. La palabra nude, el desnudo, no comporta en su uso culto, ningún matiz incómodo. La imagen vaga que proyecta en nuestro espíritu no es la de un cuerpo encogido e indefenso, sino la de un cuerpo equilibrado, feliz o lleno de confianza.
El desarrollo del desnudo en el arte no ha seguido un proceso lineal ni homogéneo, sino bastante heterogéneo, desde la extraordinaria proliferación en la Antigua Grecia hasta los días actuales pasando por las restricciones en la Edad Media asociadas al auge del cristianismo. Sin embargo, hay que hacer constar que en ningún momento histórico se ha dejado de representar el cuerpo humano desnudo, al margen de las motivaciones que impulsaran dicha figuraciones. Éstas, han oscilado entre las visiones naturalistas y las simbólicas pasando por las puramente estéticas.
Hay que hacer constar que la percepción que hoy se tiene del desnudo humano no ha sido el que ha prevalecido a lo largo de la historia.
La representación del desnudo en el arte no siempre estuvo aceptada ni bien mirada. Hoy en día a casi nadie se le ocurriría escandalizarse por la contemplación de un cuerpo humano desnudo, al menos en lo que a las culturas occidentales se refiere.
Desde el comienzo del cristianismo las trabas para pintar este tema fueron en aumento. La iglesia cristiana siempre ha considerado el desnudo como algo tabú, inductor de bajas pasiones, objeto de vergüenza y fuente primera de pecado y apartamiento del evangelio. No digamos la religión islámica, que prohíbe la representación de personas y animales, desnudos o vestidos. Muchos pintores han sufrido persecuciones y procesos judiciales por pintar desnudos (Goya). Sin embargo, en ciertas épocas hubo más permisividad, por ejemplo en el Renacimiento, cuando se admiraba a griegos y romanos y se copiaban sus desnudos. Pero siempre había que buscar una excusa para representar un cuerpo desnudo: o era una diosa antigua como Venus o Afrodita (diosas de la belleza carnal), o era Diana (otra diosa) saliendo del baño o era una dama a quien se le caía la ropa inadvertidamente, etc. El primero que se atrevió a pintar un desnudo sin excusas fue Goya con su famosa “Maja Desnuda” y ese atrevimiento le costó un proceso de la Inquisición.
 En muchas pinturas murales se representaban desnudos en escenas que así lo exigían (Adán y Eva, los pecadores en el infierno, etc.) pero “casualmente” siempre había una ramita, hojas, telas que cubrían los atributos sexuales. Tal vez por estas prohibiciones y persecuciones como por la indudable atracción que ejerce sobre nosotros la contemplación de un bello cuerpo, hemos de admitir que resulta un tema artístico sumamente interesante y sugerente, que exacerba nuestra imaginación y cultiva nuestro sentido estético.

No hay comentarios:

Publicar un comentario