martes, 25 de junio de 2013

Sobre la Belleza



SOBRE LA BELLEZA

Se habla mucho de belleza cuando se trata de la figuración de un cuerpo desnudo sin tener en cuenta lo variante del concepto de belleza, unos se ajustarán más a ese ideal que otros en función del canon estético vigente y aun existiendo unas imágenes más estéticas y otras menos, siempre habrá alguien que las encontrará bellas.
Pero ¿qué es bello?
Desde los tiempos de Platón, en el pensamiento europeo destacan tres valores supremos: bien, belleza y verdad. Con diferentes matizaciones medievales o modernas estos han llegado hasta nuestros días de forma que en la cultura de Occidente la belleza se ha considerado durante mucho tiempo como uno de los tres valores supremos.
Posteriormente fue Kant quien estableció una tricotomía asentada en esos tres valores supremos con sus tres Críticas: Crítica de la Razón Pura, Crítica de la Razón Práctica y Crítica del Juicio y a su vez los escritores kantianos del siglo XIX los que dividieron la filosofía en tres campos de interés: lógica, ética y estética.
Por tanto, la estética se ha considerado durante siglos una de las tres divisiones de la filosofía.
Definir el concepto de belleza es francamente difícil. Hay casi tantas aproximaciones como filósofos o escritores lo han tratado. La Belleza, según Władysław Tatarkiewicz, es un término que designa un atributo que es poseído por algo o alguien, en este caso una obra de arte.
Lo que en castellano moderno denominamos bello los romanos lo llamaron pulchrum, término que siguió usándose hasta el Renacimiento en que fue sustituida por la palabra bellum que derivaba de la palabra bonellum que se abrevió como bellum. En principio la palabra se utilizó sólo para mujeres y niños; más tarde se usó para todo tipo de belleza desapareciendo por completo la palabra pulchrum. Desde entonces ninguna lengua moderna ha adoptado una palabra que se derive de pulchrum.
El concepto griego de belleza era más amplio que el nuestro, y comprendía no sólo las cosas bellas, figuras, colores, y sonidos, sino también los pensamientos y costumbres consideradas bellas. No obstante, en el siglo V a.C. ya se habían puesto límites al concepto original defendiendo la belleza como “lo que resulta agradable a la vista y al oído”
Los hombres del Renacimiento se inclinaban por limitar el concepto para que se adecuase únicamente a las necesidades de las artes visuales. Desde entonces, se han venido utilizando todas las variantes del concepto de belleza en épocas diversas y por turnos, según ha convenido.
Resumiendo, se han utilizado tres concepciones distintas:
A.    Belleza en el sentido más amplio. Este era el concepto griego original de belleza; incluía la belleza moral y, por tanto, la estética y la ética.
B.     Belleza en sentido puramente estético. Esta noción de belleza comprende sólo aquello que produce una experiencia estética.
C.     Belleza en sentido estético, pero limitándose a las cosas que se perciben por medio de la vista.
La gran teoría clásica de la Belleza afirmaba que ésta consistía en las proporciones de las partes, para ser más precisos en las proporciones y en el ordenamiento de las partes y sus interrelaciones.
Esta teoría persistió durante siglos adoptando dos versiones, una más amplia (cualitativa) y otra más limitada (cuantitativa). Ésta última afirmaba que la belleza ha de encontrarse sólo en aquellos objetos cuyas partes mantengan una relación entre sí como los números pequeños: uno a uno, uno a dos, dos a tres, etc. Han existido pocas teorías en cualquier rama de la cultura europea que se hayan mantenido durante tanto tiempo que hayan merecido un reconocimiento tan grande, y son pocas las que comprenden los diversos fenómenos de la belleza de un modo tan comprensivo.
En este sentido, Aristóteles afirmaba: “la belleza consiste en una magnitud y disposición ordenadas” y los estoicos pensaban del mismo modo: “la belleza del cuerpo consiste en la relación que la proporción de los miembros mantienen entre sí y con el todo”.
San Agustín decía: “sólo la belleza agrada, y en la belleza las formas, y en las formas, las proporciones, y en las proporciones, los números”.
Para resumir se puede decir que esta teoría de la belleza dominó desde el siglo V a.C hasta el siglo XVIII de nuestra era, ambos inclusive.
Hay formas de entender la belleza de una forma irracional como Petrarca al afirmar en cierta ocasión que la belleza era un non se ché (un no se qué). Esta ambigüedad se encuentra también en Leibniz: los juicios estéticos, decía, son claros, pero al mismo tiempo confusos; podemos expresarlos ayudándonos únicamente de ejemplos, “y el resto es como decir que es un yo no se qué”
Saltando por encima de las múltiples teorías formuladas llegamos al siglo XX. En el pasado siglo se ha criticado el concepto de belleza, aunque se ha intentado mejorarlo reduciendo su mutabilidad.
Sin embargo, no es fácil de mejorar. Efectivamente, rara vez se utiliza en los escritos que se han hecho sobre estética. Su lugar lo ha ocupado otra palabra que tiene una carga menos ambigua (es sorprendente que sea la palabra <<estética>>).
La palabra y el concepto belleza se han conservado, no obstante, en el lenguaje coloquial, se emplea más bien en la práctica que en la teoría. Uno de los conceptos centrales de la historia de la cultura europea y la filosofía han sido reducidos, por lo tanto, a una mera expresión coloquial.
CONCLUSIÓN

¿Cuál fue la evolución en estos dos mil años de la teoría europea de la belleza?
A.    En primer lugar, se produjo la transición de un amplio concepto de belleza a un concepto puramente estético.
B.      La transición del concepto general de belleza al concepto de belleza clásica. Éste todavía era un concepto amplio que incluía tanto la belleza del arte clásico como la de cualquier otro tipo.
C.     De la belleza del mundo a la belleza del arte. Según los griegos la belleza era un atributo de mundo natural. El mundo es bello y el trabajo manual del hombre debe, puede y debería ser bello.
D.    De la belleza asimilada por la razón a la belleza asimilada por el instinto. “No podemos conocer racionalmente la belleza. Lo que no significa, sin embargo, que no podamos conocerla en absoluto. Se basa en el gusto. Eso aclara lo referente a si una cosa dada es o no es bella, aunque no pueda explicarse por qué lo es. Algo parecido sucede con el instinto” (Leibniz).
E.      De una asimilación objetiva a una asimilación subjetiva de la belleza. El subjetivismo estético predominó sólo en tiempos modernos. Descartes inició el proceso que fue seguido por Pascal, Spinoza y Hobbes.
F.      De la grandeza a la caída de la belleza. La grandeza de la belleza duró hasta el siglo XVIII pero no más. En esa época, la fe en la idea se tambaleó, aunque le gusto por las cosas bellas y la capacidad de producirlas no disminuyó.

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